Si se aplicarán todas las teorías que existen sobre retención, sin duda, no habría deserción, lo que se contradice con la realidad de muchas instituciones educativas.
No existen pócimas mágicas para problemas que responden a la carencia de soluciones continuas en los planes de retención. El punto de partida es una institucionalidad organizada y con personal capaz de internalizarla, donde exista una relación directa entre los planes estratégicos de retención y las experiencias de los alumnos en la institución educativa. Un programa correcto debe vincular los aspectos de las vivencias de los estudiantes con proyectos de retención y fidelización que realmente sean efectivos. Los planes de gestión de retención no son estáticos sino que deben ser dinámicos y de acuerdo a la realidad del contexto. Recordemos que se trabaja con alumnos y eso exige dinamismo y no solamente un proyecto teórico creado desde un escritorio.
Muchas instituciones
educativas tiene planes de retención que en la teoría se ven correctos y donde
el “qué hay que hacer” está muy bien explicado, pero que al aplicarlos se
encuentran con la realidad de los estudiantes y a veces funcionan y otras no.
La clave consiste en “cómo hay que implementarlos” y en ese aspecto el personal
es de alta importancia. Al asumir una mirada global de los programas de gestión
estratégica interna se debe hacer efectiva la vinculación del entorno
institucional con sus personas generando
un real compromiso hacia la fidelización de los estudiantes. Si se aplicarán
todas las teorías que existen sobre retención, sin duda, no habría deserción,
lo que se contradice con la realidad de muchas instituciones educativas.
Generalmente, se tiene una aproximación poco sistemática y fragmentada, donde
cada estamento actúa por separado y por su cuenta, sin procedimientos
tácticos-operativos que concreten realidades para los estudiantes.
El diseño del plan de
retención requiere la construcción de una línea base acerca de las acciones que
desarrollará la institución aprendiendo
a escuchar a sus estudiantes, siendo principalmente empática, para identificar
sus reales intereses, necesidades y expectativas y trabajar coordinadamente en
el cumplimiento de ellas para que los alumnos logren culminar con éxito sus
estudios. La motivación, la satisfacción y las experiencias relevantes vividas
por el estudiante en la institución educativa son claves para la fidelización, interactuadas con la actitud
de servicio y el nivel de compromiso de directivos, docentes y personal
administrativo. En este punto es importantes destacar que los encargados de
atender a los estudiantes en riesgo de deserción, deben ser profesionales con
experiencia y vocación de servicio y quiénes
deben identificar las expectativas de sus alumnos y trabajar en el
cumplimiento de ellas.
En muchas instituciones
de pensamiento simplista y fácil se llega
a la conclusión que reducir el nivel de exigencia académica o reducir
los estándares de calidad es la gran solución a la deserción, pero con eso solo
se consigue afectar el prestigio de la organización. Se deben desarrollar
soluciones tanto grupales como individuales, dependiendo de las necesidades y
características de los estudiantes, dando especial importancia al diseño de
planes de acción preventivos y no solamente correctivos. En la retención de estudiantes se debe pensar
en el largo plazo y no en soluciones cortoplacistas.
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